La Espera.

Estimados(as):

Agradezco sus comentarios a mi imagen anterior, y con esta toma cierro la temática del nido de Picaflor Chico, a la vez que comparto algunas observaciones sobre lo que aprendí de esta especie.

Los dos pichones crecían día a día, y en su última etapa, la madre los debía alimentar desde fuera del nido, porque ya no había espacio para ella. Una mañana ellos ya habían abandonado el nido, no obstante no se veían muy aptos para volar aún. Inspeccioné los alrededores, especialmente el suelo, por si se hubieran caído, pero no los encontré. Esperé a la madre, quién rápidamente me mostró a uno de ellos, en una ramita a solo 3 metros del nido, y al poco rato apareció el segundo algo más lejos.

Los pichones abandonan el nido cuando casi ya no caben en él y siendo capaces de volar con mucha dificultad tan solo uno o dos metros, y se posan donde y como pueden. Aqui asumen el riesgo de caer al suelo y ser devorados por algún depredador.

Al día siguiente los encontré muy juntos, cerca del nido, momento en que preparé la cámara y logré hacer ésta y otras tomas, cuando la madre ya venía hacia ellos con su alimento.

Ellos pasan los próximos 4 o 5 días en el área del nido, y comienzan a ejercitar su vuelo entre los árboles. Resulta fácil identificarlos, ya que el sonido de su vuelo es bastante más ruidoso que el de los adultos. Al 6to. o 7mo. día de abandonar el nido, ya tienen su vuelo normal y se lanzan a la vida.

Una experiencia muy interesante, y que llegó a buen término. Gracias por pasar una vez más.